Ángelus desde el Vaticano 12/8/18:
El Santo Padre el Papa Francisco
El Santo Padre el Papa Francisco
IVOOX
Publicado el 5 ago. 2018 (IVOOX) Ángelus desde Roma junto con 70.000 jóvenes reunidos con el Papa en la Plaza de San Pedro, con comentarios de Betty Marchetti.
Comentarios: Dª Betty Marchetti
00:03
El Santo Padre:
Un cordial saludo a nuestra Audiencia en este Domingo 12 de agosto de 2018. Una Plaza llena de fiesta a las que el Papa, se dirige. Queridos jóvenes Italianos, buenos días, son 70.000 jóvenes chicos y chicas católicos, que han llegados para participar en el Día Internacional de la Juventud, se encuentran reunidos aquí en la Plaza de San Pedro. En la Segunda Lectura de Hoy San Pablo nos dirige una urgente invitación: «No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios con el cual habeis sido marcado en el día de la Redención».
00:42
El Santo Padre:
Pero yo me pregunto: «¿Cómo se entristece al Espíritu Santo?». Todos lo hemos recibido en el Bautismo, y en la Confirmación, por lo tanto «para no entristecer al Espiritu Santo es necesario Vivir de una Manera Coherente, con las Promesas del Bautismo Renovadas en la Confirmación». De manera coherente, no con hipocresía, no os olvideis esto, el Cristiano no puede ser hipócrita. Tiene que Vivir de manera coherente, estas Promesas del Bautismo, que tiene dos aspectos. renunciar al mal, y adhesión al bien.
01:35
El Santo Padre:
Renunciar al mal, significa decir: «no, a las tentaciones, al pecado, a satanás». Más concretamente significa decir no a una cultura de la muerte, que se manifiesta en la fuga de la realidad hacia una felicidad falsa, que se expresa en la mentira, en el engaño, en la injusticia, en el desprecio del otro. ¿Cómo se dice todo esto? - no oigo - ah gracias. La vida nueva que nos ha sido dada, la vida nueva que se nos ha dado en el Bautismo, que quién tiene al Espiritu Santo como fuerte rechaza una conducta dominada por sentimientos de división y de discordia.
02:31
El Santo Padre:
Por eso el Apóstol Pablo exhorta a quitar del propio corazón, todo tipo de asperezas desde ira, gritos y maldiciones. De todo tipo de malignidad, estos seis elementos o vicios: desdén, ira, gritos, maldiciones y todo tipo de mal, turban la alegría del Espíritu. Envenenan el corazón y lo conducen a implicaciones contra Dios y contra el Prójimo. Pero no basta no hacer el mal, para ser un buen Cristiano, es necesario adherirse al bien, hacer el bien. Y es esto lo que San Pablo dice a continuación: «sed benevolentes uno hacia el otro, misericordiosos, perdonandoos mutuamente, como Dios ha perdonado os ha perdonado en Cristo».
03:37
El Santo Padre:
Muchas veces sucede decir algunos que dicen: «yo no hago el mal a nadie y se cree que es un santo». No, de acuerdo, ¿pero el bien, lo haces? cuántas personas no hacen mal, pero ni siquiera el bien. Y su vida transcurre en la indiferencia, en la apatía, en la tibieza. Esta actitud es contraria al Evangelio y es contraria también a vuestra índole de jóvenes que por naturaleza soy dinámicos, apasionados y valientes. Recordar esto, si lo recordáis podemos repetirlo juntos. «Está bien no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien», habéis comprendido. Digamoslo juntos: «Está bien no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien», esto lo decía San Alberto Hurtado.
04:57
El Santo Padre:
Hoy os exhortó a ser protagonistas del bien, en el bien, no os contentéis cuando no hagáis daño, cada uno es culpable del bien que podía ser y no ha hecho. No basta no odiar, es necesario perdonar, no basta no tener rencor, es necesario rezar por los enemigos. No basta con no ser la causa de división, es necesario llevar paz donde no existe. No basta no hablar mal de los demás, es necesario interrumpir cuando sentimos hablar mal de alguno. Detener las murmuraciones, si no nos oponemos al mal lo alimentamos de una manera tácita. Es necesario intervenir donde el mal se disfunde, porque el mal se infunde donde faltan Cristianos audaces que se opongan con el bien.
06:06
El Santo Padre:
Caminando en la caridad según lo que decía San Pablo. Queridos jóvenes en estos días habéis caminado mucho, por esto estáis entrenados y os puedo decir Caminad en la Caridad, Caminad en el Amor, caminemos juntos. Y el próximo Sínodo de los Obispos que la Virgen María nos sostenga con su Maternal Intersección para que cada uno de nosotros, cada día con los hechos pueda decir no al mal y si al bien.
06:44
Su Santidad el Papa Francisco:
00:03
El Santo Padre:
Un cordial saludo a nuestra Audiencia en este Domingo 12 de agosto de 2018. Una Plaza llena de fiesta a las que el Papa, se dirige. Queridos jóvenes Italianos, buenos días, son 70.000 jóvenes chicos y chicas católicos, que han llegados para participar en el Día Internacional de la Juventud, se encuentran reunidos aquí en la Plaza de San Pedro. En la Segunda Lectura de Hoy San Pablo nos dirige una urgente invitación: «No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios con el cual habeis sido marcado en el día de la Redención».
00:42
El Santo Padre:
Pero yo me pregunto: «¿Cómo se entristece al Espíritu Santo?». Todos lo hemos recibido en el Bautismo, y en la Confirmación, por lo tanto «para no entristecer al Espiritu Santo es necesario Vivir de una Manera Coherente, con las Promesas del Bautismo Renovadas en la Confirmación». De manera coherente, no con hipocresía, no os olvideis esto, el Cristiano no puede ser hipócrita. Tiene que Vivir de manera coherente, estas Promesas del Bautismo, que tiene dos aspectos. renunciar al mal, y adhesión al bien.
01:35
El Santo Padre:
Renunciar al mal, significa decir: «no, a las tentaciones, al pecado, a satanás». Más concretamente significa decir no a una cultura de la muerte, que se manifiesta en la fuga de la realidad hacia una felicidad falsa, que se expresa en la mentira, en el engaño, en la injusticia, en el desprecio del otro. ¿Cómo se dice todo esto? - no oigo - ah gracias. La vida nueva que nos ha sido dada, la vida nueva que se nos ha dado en el Bautismo, que quién tiene al Espiritu Santo como fuerte rechaza una conducta dominada por sentimientos de división y de discordia.
02:31
El Santo Padre:
Por eso el Apóstol Pablo exhorta a quitar del propio corazón, todo tipo de asperezas desde ira, gritos y maldiciones. De todo tipo de malignidad, estos seis elementos o vicios: desdén, ira, gritos, maldiciones y todo tipo de mal, turban la alegría del Espíritu. Envenenan el corazón y lo conducen a implicaciones contra Dios y contra el Prójimo. Pero no basta no hacer el mal, para ser un buen Cristiano, es necesario adherirse al bien, hacer el bien. Y es esto lo que San Pablo dice a continuación: «sed benevolentes uno hacia el otro, misericordiosos, perdonandoos mutuamente, como Dios ha perdonado os ha perdonado en Cristo».
03:37
El Santo Padre:
Muchas veces sucede decir algunos que dicen: «yo no hago el mal a nadie y se cree que es un santo». No, de acuerdo, ¿pero el bien, lo haces? cuántas personas no hacen mal, pero ni siquiera el bien. Y su vida transcurre en la indiferencia, en la apatía, en la tibieza. Esta actitud es contraria al Evangelio y es contraria también a vuestra índole de jóvenes que por naturaleza soy dinámicos, apasionados y valientes. Recordar esto, si lo recordáis podemos repetirlo juntos. «Está bien no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien», habéis comprendido. Digamoslo juntos: «Está bien no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien», esto lo decía San Alberto Hurtado.
04:57
El Santo Padre:
Hoy os exhortó a ser protagonistas del bien, en el bien, no os contentéis cuando no hagáis daño, cada uno es culpable del bien que podía ser y no ha hecho. No basta no odiar, es necesario perdonar, no basta no tener rencor, es necesario rezar por los enemigos. No basta con no ser la causa de división, es necesario llevar paz donde no existe. No basta no hablar mal de los demás, es necesario interrumpir cuando sentimos hablar mal de alguno. Detener las murmuraciones, si no nos oponemos al mal lo alimentamos de una manera tácita. Es necesario intervenir donde el mal se disfunde, porque el mal se infunde donde faltan Cristianos audaces que se opongan con el bien.
06:06
El Santo Padre:
Caminando en la caridad según lo que decía San Pablo. Queridos jóvenes en estos días habéis caminado mucho, por esto estáis entrenados y os puedo decir Caminad en la Caridad, Caminad en el Amor, caminemos juntos. Y el próximo Sínodo de los Obispos que la Virgen María nos sostenga con su Maternal Intersección para que cada uno de nosotros, cada día con los hechos pueda decir no al mal y si al bien.
06:44
Su Santidad el Papa Francisco:
ORACIÓN del ÁNGELUS
℣. El Ángel del Señor anunció a María,
℟. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
AVE MARÍA: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
℟. Amén.
℣. He aquí la esclava del Señor.
℟. Hágase en mi según tu palabra.
AVE MARÍA: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
℟. Amén.
℣. Y el Verbo se hizo carne.
℟. Y habitó entre nosotros.
AVE MARÍA: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
℟. Amén.
℣. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos:
Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que los que hemos conocido por el Anuncio del Ángel la encarnación de tu Hijo Jesucristo, lleguemos, por los méritos de su Pasión y su Cruz, a la Gloria de la Resurrección.
℣. Por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Por los fieles difuntos, concédeles Señor el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua. Descanse en Paz
℟. Amén.
℣. El Ángel del Señor anunció a María,
℟. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
AVE MARÍA: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
℟. Amén.
℣. He aquí la esclava del Señor.
℟. Hágase en mi según tu palabra.
AVE MARÍA: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
℟. Amén.
℣. Y el Verbo se hizo carne.
℟. Y habitó entre nosotros.
AVE MARÍA: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
℟. Amén.
℣. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos:
Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que los que hemos conocido por el Anuncio del Ángel la encarnación de tu Hijo Jesucristo, lleguemos, por los méritos de su Pasión y su Cruz, a la Gloria de la Resurrección.
℣. Por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
℣. Por los fieles difuntos, concédeles Señor el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua. Descanse en Paz
℟. Amén.
ÁNGELUS DOMINI
℣. Ángelus Dómini nuntiávit Maríae.
℟. Et concépit de Spíritu Sancto.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum: benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae.
℟. Amén.
℣. Ecce ancílla Dómini.
℟. Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum: benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae.
℟. Amén.
℣. Et Verbum caro factum est.
℟. Et habitávit in nobis.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum: benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae.
℟. Amén.
℣. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix.
℟. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
Orémus:
Grátiam tuam, quaésumus, Dómine, méntibus nostris infúnde: ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui Incarnatiónem cognóvimus, per Passiónem ejus et Crucem ad resurrectiónis glóriam perducámur.
℣. Per eúmdem Christum Dóminum nostrum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Por los fieles difuntos, Requiem æternam dona eis, Domine. Et lux perpetua luceat eis. Requiescant in pace.
℟. Amén.
℣. Ángelus Dómini nuntiávit Maríae.
℟. Et concépit de Spíritu Sancto.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum: benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae.
℟. Amén.
℣. Ecce ancílla Dómini.
℟. Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum: benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae.
℟. Amén.
℣. Et Verbum caro factum est.
℟. Et habitávit in nobis.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum: benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae.
℟. Amén.
℣. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix.
℟. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
Orémus:
Grátiam tuam, quaésumus, Dómine, méntibus nostris infúnde: ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui Incarnatiónem cognóvimus, per Passiónem ejus et Crucem ad resurrectiónis glóriam perducámur.
℣. Per eúmdem Christum Dóminum nostrum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
℟. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum.
℟. Amén.
℣. Por los fieles difuntos, Requiem æternam dona eis, Domine. Et lux perpetua luceat eis. Requiescant in pace.
℟. Amén.
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