Palabra de Vida 05/02/19:
«Contigo hablo, niña, levántate»
Por P. Jesús Higueras
«Contigo hablo, niña, levántate»
Por P. Jesús Higueras
Camino Católico
Publicado el 05 feb. 2019 (13 TV / caminocatolico.org/home/) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 5 de febrero de 2019, martes de la 4ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Marcos 5, 21-43:
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con sólo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente y preguntaba:
«¿Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaron:
«Ves como te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado? “».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encontra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
-«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con sólo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente y preguntaba:
«¿Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaron:
«Ves como te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado? “».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encontra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
-«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
Padre Don: Jesús Higueras Esteban
00:09
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - «Contigo hablo niña, levántate». Jesucristo le dan a conocer que hay una niña muy enferma, muy grave, incluso antes de llegar a la casa le dicen «no te molestes, la niña se ha muerto». Hay momentos en la vida que aparentemente parece que todo está perdido. De hecho pues el padre de la criatura se tuvo que quedar tan desconcertado y diciendo: «yo he buscado a este hombre que podía curar a mi hija ¿cómo puede ser?
00:35
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - A veces parece que la vida se nos cierran todas las puertas. Y como que ya no hay más que hacer y de bueno que .., y sin embargo el Señor no se rinde. Una definición muy bonita de un Cristianos es, el Cristiano es aquel que no se rinde nunca. María al ver a su hijo muerto al pie de la Cruz, pues no se rindió. Cuántas veces los santos son aquellos que nos dan esperanza porque cuando hemos perdido todas las esperanzas humanamente hablando, nos traen la presencia de Dios y con Dios siempre hay futuro. Porque Dios es el dueño de la Historia, es el dueño de la Creación. Él puede en un instante cambiar todas las cosas. Y por eso que aparentemente todo esté perdido si este Dios con nosotros, no nos podemos rendir. La vida es una constante invitación, ya no vale la pena, no insistas, está todo fatal, no te muevas, pues esto es lo que hay.
01:23
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - Y eso claro engendra una profunda desesperanza, vamos a ver, por muy mal que estén las cosas ahora, pues si el Señor quiere puéde intervenir y puede cambiar de un momento para otro, absolutamente todo. Y sobre todo, tengo toda la vida eterna por delante, tengo un futuro grandísimo con Él. Y lo que a lo mejor me ha sido negado en la tierra, lo que yo no he podido disfrutar, pues de la compañía de un familiar, de la salud que no he tenido, del dinero que me ha faltado, del bienestar. Todo eso, en la vida eterna, se nos va a dar con creces.
01:54
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - Por tanto, vamos a pensar que el mayor enemigo del hombre es la tristeza, es la desesperanza, es el pensar que no hay futuro. Es el rendirnos y sentarnos al borde del camino y decir para que seguir avanzando, si ya está todo perdido. Como el padre de esta niña, que dijo bueno y cómo termina el Evangelio: «niña a ti te lo digo, levántate». Porque al final lo que aparentemente era un desastre, estaba perdido, el Señor en un instante lo puede cambiar. Esta es nuestra esperanza de la que no podemos nunca desistir.
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - «Contigo hablo niña, levántate». Jesucristo le dan a conocer que hay una niña muy enferma, muy grave, incluso antes de llegar a la casa le dicen «no te molestes, la niña se ha muerto». Hay momentos en la vida que aparentemente parece que todo está perdido. De hecho pues el padre de la criatura se tuvo que quedar tan desconcertado y diciendo: «yo he buscado a este hombre que podía curar a mi hija ¿cómo puede ser?
00:35
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - A veces parece que la vida se nos cierran todas las puertas. Y como que ya no hay más que hacer y de bueno que .., y sin embargo el Señor no se rinde. Una definición muy bonita de un Cristianos es, el Cristiano es aquel que no se rinde nunca. María al ver a su hijo muerto al pie de la Cruz, pues no se rindió. Cuántas veces los santos son aquellos que nos dan esperanza porque cuando hemos perdido todas las esperanzas humanamente hablando, nos traen la presencia de Dios y con Dios siempre hay futuro. Porque Dios es el dueño de la Historia, es el dueño de la Creación. Él puede en un instante cambiar todas las cosas. Y por eso que aparentemente todo esté perdido si este Dios con nosotros, no nos podemos rendir. La vida es una constante invitación, ya no vale la pena, no insistas, está todo fatal, no te muevas, pues esto es lo que hay.
01:23
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - Y eso claro engendra una profunda desesperanza, vamos a ver, por muy mal que estén las cosas ahora, pues si el Señor quiere puéde intervenir y puede cambiar de un momento para otro, absolutamente todo. Y sobre todo, tengo toda la vida eterna por delante, tengo un futuro grandísimo con Él. Y lo que a lo mejor me ha sido negado en la tierra, lo que yo no he podido disfrutar, pues de la compañía de un familiar, de la salud que no he tenido, del dinero que me ha faltado, del bienestar. Todo eso, en la vida eterna, se nos va a dar con creces.
01:54
Padre Don: Jesús Higueras Esteban: - Por tanto, vamos a pensar que el mayor enemigo del hombre es la tristeza, es la desesperanza, es el pensar que no hay futuro. Es el rendirnos y sentarnos al borde del camino y decir para que seguir avanzando, si ya está todo perdido. Como el padre de esta niña, que dijo bueno y cómo termina el Evangelio: «niña a ti te lo digo, levántate». Porque al final lo que aparentemente era un desastre, estaba perdido, el Señor en un instante lo puede cambiar. Esta es nuestra esperanza de la que no podemos nunca desistir.
05.02.2019 - Santa Misa en 13tv - José Blanco
Camino Católico
Publicado el 5 de febrero de 2019 (13 TV / caminocatolico.org/home/) 5 de febrero de 2019.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy martes de la 4ª semana de Tiempo Ordinario, presidida por el P. José Blanco, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Inicio de la Santa Misa y Dedicación
00:26
Rvrndo.: Don José Blanco:
℣. En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
℟. Amen.
℣. La Gracia de Nuestro Señor Jesucristo,
el Amor del Padre y la Comunión del
Espíritu Santo estén
con todos vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
00:51
Rvrndo.: D. José Blanco:
Hermanos buenos días, sed bienvenidos a la Celebración de la Eucaristía de este martes de la 4ª Semana del Tiempo Ordinario. Pero que hoy hacemos memoria de una Santa, Santa Águeda conocida, aunque nacida en Sicilia. Pero su emoción fue así inmediatamente después de su Martirio se extendió por toda la Cristiandad. Pues hoy Celebramos a Santa Águeda y como siempre también, acabamos de oír en el Canto de Entrada. Estamos reunidos en el Nombre del Señor.
01:39
Rvrndo.: D. José Blanco:
Como signo decía al Canto de Amor y de Unidad. Eso es lo que tenemos que hacer los Cristianos ver signos de Amor y Unidad en el mundo en que vivimos. Un saludo cercano y cordial a todos aquellos hermanos nuestros que a través de Canal 13 Televisión se unen a nosotros en la Celebración Eucarística. Y ahora nos reconocemos pecadores y en un momento de silencio pedimos perdón al Señor por nuestros pecados.
02:24
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Tú que no has venido
a condenar, sino a perdonar.
℣. Señor, Ten Piedad.
℟. Señor, Ten Piedad.
℣. Tú que has dicho
que hay gran fiesta en el cielo
por un pecador que se arrepiente.
℟. Cristo, Ten Piedad
℟. Cristo, Ten Piedad.
℣. Tú qué perdonas mucho
a quien mucho ama.
℟. Señor, Ten Piedad.
℟. Señor, Ten Piedad.
02:48
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la Vida Eterna.
℟. Amen.
02:56
Rvrndo.: D. José Blanco:
Oremos.
Señor de Santa Águeda
Virgen y Mártir nos alcance
tu perdón pues ella
te agradó siempre
por la fortaleza
en el Martirio y por el Mérito
de su Castidad Te lo pedimos
Por Nuestro Señor Jesucristo
Tu Hijo, que Vive y Reina Contigo
en la Unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los Siglos de los Siglos
℟. Amen.
03:35
Lectora de la Primera Lectura:
Lectura de la Carta a los Hebreos 1ª lectura: Dios es amor.
03:38
Lectora de la Primera Lectura: - Hermanos teniendo una nube tan ingente de testigos corramos con constancia en la carrera que nos toca. Renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia. Fijos los ojos en el que inició y completa nuestra Fe, Jesús. Quien en lugar del gozo de inmediato soportó la Cruz, despreciando la ignominia. Y ahora está sentado a la Derecha del Trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición a los pecadores, de los pecadores y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
℣. Palabra de Dios
℟. Te Alabamos Señor.
04:21
Lectora de los Salmos:
Salmo: Sal 71, 1-2. 3-4ab. 7-8 Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
04:17
Lectora de los Salmos:
℣. Te alabarán Señor los que te buscan.
℟. Te alabarán Señor los que te buscan.
℣. Cumpliré mis votos delante
de sus fieles, los desvalidos comerán
hasta saciarse.
Te alabarán Señor los que te buscan.
Viva su corazón por siempre. ℟.
℣. Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos
ante Él se Postrarán los que
duermen en la tierra
ante Él se inclinarán
los que bajan al polvo. ℟.
℣. Mi descendencia los servirá
hablarán del Señor
a la generación futura
contarán su justicia al pueblo
que ha de nacer
todo lo que hizo el Señor. ℟.
05:15
Rvrndo.: D. José Blanco:
Aleluya Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
℣. Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades. ℟.
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
05:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
✠ Lectura del santo Evangelio según San Marcos Evangelio: xxx
05:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. El Señor esté con vosotros
℟. y con tu espíritu
℣. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos
℟. Gloria a ti, Señor.
06:04
Rvrndo.: D. José Blanco:
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla.
Se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga que se llamaba caído y al verlo se echó a sus pies rogándole con insistencia.
Mi niña está en las últimas, ven impón las manos sobre ella para que se cure y viva.
Se fue con él y lo seguía mucha gente que luego apretujaba, había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía 12 años.
06:47
Rvrndo.: D. José Blanco:
Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna.
Pero en vez de mejorar se había puesto peor.
Oyó hablar de Jesús y acercándose por detrás entre la gente, le tocó el manto, pensando con solo tocarle el manto curaré.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús notando que había salido fuerza de Él se volvió en seguida en medio de la gente y preguntaba ¿quién me ha tocado el manto?
Los discípulos le contestaban: «ves cómo te apretuja la gente y preguntas ¿quién me ha tocado?
Él seguía mirando alrededor para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa al comprender lo que le había ocurrido se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
07:54
Rvrndo.: D. José Blanco:
Él le dice: «hija tu Fe te ha salvado, vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «tu hija se ha muerto, para que molestar más al maestro».
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «no temas, basta que tengas Fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan el hermano de Santiago.
Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentran el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
08:44
Rvrndo.: D. José Blanco:
«¿Qué estrépito y que lloro son estos?, la niña no está muerta, está dormida». Se reían de Él, pero Él los echó fuera a todos y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña. La cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» que significa: «contigo hablo niña, levántate». La niña se levantó inmediatamente y echó a andar, tenía 12 años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase y les dijo que dieran de comer a la niña.
℣. Palabra del Señor
℟. Gloria a Ti Señor, Jesús
HOMILIA
09:38
Rvrndo.: Don José Blanco:
Sentados un momento, seguimos leyendo como Primera Lectura, la Carta a los Hebreos. Y si recordáis la Lectura de la Carta a los Hebreos de ayer hablaba de Reyes, Profetas, Jefes del Pueblo. Que permanecieron a lo largo de todos los siglos anteriores, permanecieron en la Fe. Pero no llegaron a ver cumplidas las promesas. La promesa de la llegada del Mesías. Y en la Lectura de hoy, el autor de la Carta a los Hebreos nos dice: «pero vosotros», dice él, «nosotros los Cristianos, sí que hemos conocido el cumplimiento de las promesas». Y si aquellos, sin haberlo visto, se mantuvieron en la Fe, nosotros que sí, que hemos conocido el cumplimiento de la promesa. Es decir la llegada del Mesías, tenemos más razones todavía para permanecer en la Fe.
10:58
Rvrndo.: Don José Blanco:
Y así nos dice con esa nube tan ingente de testigos, todo lo que os decía antes de Profetas, Reyes. Corramos con constancia en la carrera que nos toca. Hace una imagen del atletismo, también ya en aquella época conocido por todos, como y nosotros. Y hace esa imagen del atletismo, pero luchando sobre todo contra el pecado. Y nos dice: «fijo los ojos en el que inició y completa nuestra Fe, Jesús. Quien en lugar de gozo inmediato, soportó la Cruz despreciando la ignominia y ahora está sentado a la derecha de Dios».
11:50
Rvrndo.: Don José Blanco:
Pero nosotros en esa carrera, qué dice el autor de la Carta, en esa carrera no podemos distraernos mirando a la derecha o a la izquierda. Sino mirando a la meta, mirando al fondo y quién es o quién está en ese fondo, Jesús, sentado a la derecha del Padre. Y eso es lo importante, en que nosotros no nos distraigamos. Que tengamos siempre nuestra mirada fija en aquel que nos va a dar o nos viene a traer la salvación. Y tiene como una morada, como un lugar siempre preparado para nosotros. Y ese lugar lo ha conseguido, gracias al sacrificio, al derramamiento en la Cruz.
12:49
Rvrndo.: Don José Blanco:
Despreciando la ignominia, soportó la Cruz y ahora triunfal ya está sentado a la derecha de Dios Padre. Y nos vuelve a insistir, recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, es decir, encontró la oposición de los suyos, encontró la oposición del propio pueblo judío. Y no os canséis nos dice, ni perdáis el ánimo. Hay que ser perseverantes en nuestra carrera, perseverantes, fijándonos siempre en la meta que es, Jesús. Y termina diciendo y no os quepa la menor duda, de que aunque pecadores, todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
13:51
Rvrndo.: Don José Blanco:
O sea que todavía tenéis mucho camino por recorrer, luchando siempre contra el pecado. Un Jesús, como os decía que es nuestra meta y que el encuentro con Él. Y eso es lo que nos viene a decir el Evangelio, el encuentro con Él, genera vida. El encuentro con Él supera los límites incluso de la muerte. Y tenemos dos episodios en el Evangelio de hoy, dos episodios de muerte. Porque sabéis que según la Tradición Judía, la mujer que no tenía o no podía tener hijos, era una muerta en vida. Y esta mujer que vemos en el Evangelio de hoy, que era estéril porque tenía esta enfermedad y no podía tener hijos, era una muerta en vida.
14:53
Rvrndo.: Don José Blanco:
Pero sin embargo, dice el Evangelio: «oyó hablar de Jesús y acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto pensando "con solo tocarle el manto curaré"». Es decir, ha oído hablar de Jesús, ha oído hablar de las curaciones que hace y ella cree en ello. Cree que este Jesús la puede curar, pero por timidez o por lo que sea no se atreve a ir de cara y pedirle que le cure. Simplemente con toda humildad, se limita a tocar el manto. Pero Jesús se da cuenta y eso que le dicen los discípulos: «pero en medio de tanta gente que te están apretujando nos dice ahora que ¿quien te ha tocado el manto?»
15:51
Rvrndo.: Don José Blanco:
Pero Él sabía por qué, Él sabía por qué. Porque había salido fuerza de Él, había salido esa energía curativa de Él y entonces la mujer cuando ya de frente a Él le confiesa lo que ha hecho. ¿Cuál es la reacción de Jesús?, tu Fe te ha salvado, vete en paz y queda curada de tu enfermedad. Es decir, sólo con tocar a Jesús, el encuentro con Jesús. Qué es lo que decimos siempre, el encuentro con Jesús, cura. La Fe en Jesús nos hace criaturas nuevas, generan vida. El encuentro con Jesús, supera incluso los límites de la muerte.
16:47
Rvrndo.: Don José Blanco:
Que es lo que vemos también en el Segundo Episodio del Evangelio. En la niña, la hija de este jefe de la sinagoga, cuando le dicen: «no molestes más al maestro, tu hija ha muerto». Jesús alcanzó a oír aquello y dijo: «no temas, basta que tengas Fe». Y se ve que el jefe de la sinagoga tiene esa Fe. Y por eso cuando llega y dice: «la niña no está muerta, está dormida», la gente se ríe de Él, como diciendo: «no está en la realidad». Ya lo creo que estaba en la realidad, porque es que Él viene de verdad a los que tenemos Fe. Viene a darnos esa esperanza por encima incluso de la muerte.
17:51
Rvrndo.: Don José Blanco:
San Pablo nos dice: «el último enemigo a ser vencido es la muerte». Pues bien, Jesucristo nos trae ese vencimiento, ese vencer a la muerte a aquellas personas que tienen Fe. Ya para colmo de sencillez también, y de preocupación de Jesús por la niña. Además de resucitarla dice: «da de comer a la niña». Hasta de eso se preocupa el propio Jesús. Y pidió y les dijo: «que dieran de comer a la niña». Hasta de eso se preocupa Jesús y es que Jesús se preocupa de todos y cada uno de nosotros.
18:39
Rvrndo.: Don José Blanco:
De todas nuestras dimensiones, de la dimensión espiritual, de la dimensión física, de todo se preocupa Jesús por nosotros. Pues si Jesús se preocupa de esta manera por nosotros, ¿qué podemos hacer nosotros? Ser fieles, a Su Palabra, encontrarnos con Él la mayor parte de nuestra vida. La mayor parte posible, de nuestra vida. Nos encontramos con Él en la Eucaristía, cuando la celebramos aquí todos los días. Pues que ese encuentro con Jesús haga intensificar nuestra Fe para llegar incluso a superar los límites de la muerte. La muerte para el Cristiano nunca es el final, el final está en esa meta que recorremos nosotros y esa meta es que Jesús, nos está preparando un lugar a la derecha de Dios Padre.
19:44
Rvrndo.: Don José Blanco:
Para nuestra Felicidad y Vida Eterna. Que el Señor nos ayude, a vivir estas Palabras con Fe y con Esperanza.
20:03
Rvrndo.: Don José Blanco:
℣. Alegrémonos hermanos
en la fiesta de Santa Águeda
y presentemos a Dios
nuestra Oración.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
PETICIONES
20:14
Peticiones de los Fieles:
℣. Por la Santa Iglesia de Dios
para que se aumente
en sus Vírgenes Inocente
en los niños y
Santa en los esposos.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los que influyen
en el gobierno de los pueblos
para que fomenten la convivencia
la libertad y progreso.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los jóvenes y adolescentes
para que abren sus ojos
a lo bello, su espíritu, a lo
verdadero, su corazón
a lo bueno.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los enfermos mayores
y personas que viven solas
para que el señor les colme
de paz y bendiciones.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los religiosos, consagrados
al servicio de nuestra Diócesis
para que Dios les conserve
en Pobreza, Castidad y Obediencia.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
21:05
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Oh Dios escucha benignamente
las Oraciones de los que te suplican
y por la intercesión de Santa Águeda
Virgen y Mártir extiende sobre
nosotros tu mano protectora
por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amén.
22:15
Rvrndo.: D. José Blanco:
Bendito seas, Señor,
Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra
y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.
Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Señor,
Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.
Bendito seas por siempre, Señor.
23:01
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Oremos, hermanos,
para que este sacrificio, mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
℟. Amen.
23:21
Rvrndo.: D. José Blanco:
Señor que los dones
que te presentamos en la fiesta
de Santa Águeda sean tan
agradables a tu bondad
como lo fue para ti el combate
de su Martirio.
por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amen.
23:35
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. El Señor esté con vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
23:48
Rvrndo.: D. José Blanco:
En verdad es justo y necesario
es nuestro deber y salvación
darte gracia siempre
y en todo lugar Señor Padre Santo
Dios Todopoderoso y Eterno
porque tú eres ensalzado
en la alabanza de Tus Santos
y cuánto pertenece a su pasión
es obra admirable de Tu poder
Tú bondadosamente otorgas
el ardor de su Fe, das firmeza
en la perseverancia y concedes
la victoria en el combate
por Cristo Señor Nuestro
por eso Señor tus criaturas
del cielo y de la tierra
te adoran cantando
un cántico nuevo
y también nosotros
con todo el ejército
de los Ángeles te aclamamos
por siempre diciendo:
24:40
Rvrndo.: D. José Blanco:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo
y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene
en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
24:57
Rvrndo.: D. José Blanco:
Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad;
por eso te pedimos
que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
de manera que se conviertan
para nosotros en el Cuerpo y en la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba
a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada,
tomó pan; dando gracias, te
bendijo lo partió y lo dio
a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
25:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el caliz, y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE EL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
26:40
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Y éste es el Sacramento de nuestra Fe:
℟. Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
!Ven, Señor Jesús!
26:49
Rvrndo.: D. José Blanco:
Así, pues, Padre, al Celebrar
ahora el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo te
ofrecemos el pan de vida y el
cáliz de salvación, y te damos
gracias porque nos haces dignos
de estar aquí en tu presencia,
celebrando esta Eucarístia.
Te pedimos, humildemente,
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
27:18
Rvrndo.: D. José Blanco:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra;
y con el Papa Francisco,
con nuestro Obispo Carlos
y todos los pastores
que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección
por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron
en la esperanza de la resurrección,
recordamos especialmente
en esta Eucaristia a nuestros
hermanos ... y .... a ellos y a cuantos
murieron en tu misericordia;
admítelos a contemplar
la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen, Madre de Dios,
su esposo San José
los Apostoles, Santa Águeda
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar
tus alabanzas.
28:24
Rvrndo.: D. José Blanco:
Por Cristo, con Él y en Él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
℟. Amen.
28:39
Rvrndo.: D. José Blanco: - La Palabra de Dios en la Carta a los Hebreos nos hablaba de mantenernos firmes en la Fe. De no desanimarnos es lo que en realidad le pasó a «Santa Águeda que.. Ella es del siglo III y sufrió la persecución del Emperador Decio o Dacio allí en su tierra de Catania en Sicilia. Pero se mantuvo fiel, en medio de los tormentos, en medio del encarcelamiento bestial, brutal. Se mantuvo fiel tanto a la Fe en Jesucristo como a la Castidad que ella voluntariamente se había consagrado al Señor».
29:27
Rvrndo.: D. José Blanco: - Como sabéis «se le representa con una bandeja y con los dos pechos cortados porque precisamente padeció ese tormento con tal de seguir siendo fiel a Jesús». Bueno pues en eso que nos invita la Palabra de Dios a permanecer en la Fe. Y vemos el ejemplo de Santa Águeda que así lo hizo. Nosotros también vamos a prometer seguir siendo Fieles al Padre que nos ha regalado a su Hijo Jesucristo para salvación de todos nosotros. Vamos a hacerlo con las Palabras que el propio Jesús nos enseñó:
PADRE NUESTRO
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
30:35
Rvrndo.: D. José Blanco:
Líbranos Señor, de todos los males,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder
y la gloria, por siempre, Señor.
31:00
Rvrndo.: D. José Blanco:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles:
"La paz os dejo, mi paz os doy";
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
℟. Amen.
31:20
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. La paz del Señor sea siempre con vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Demonos la paz como hermanos
℟. La Paz esté contigo
31:40
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo,
℟. ten piedad de nosotros.
℣. Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo,
℟. ten piedad de nosotros.
℣. Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo,
℟. danos la paz.
32:06
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Éste es Jesucristo Nuestro Señor,
Nacido de María Virgen, Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a esta Cena.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
El Cuerpo de Cristo y la Sangre de Cristo.
℟. Amen.
34:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Oremos.
Oh Dios que coronaste a la vida
a la bienaventurada Santa Águeda
entre los Santos con el doble
triunfo de la virginidad
y del martirio, concédenos
en virtud de este sacramento
vencer con fortaleza
toda maldad y alcanzar
la gloria del cielo
por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amén.
℣. El Señor Esté Con Vosotros
℟. y Con Tu Espíritu
℣. La Bendición de Dios Todopoderoso
Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre vosotros
podéis ir en Paz.
℟. Demos Gracias al Señor.
Rvrndo.: Don José Blanco:
℣. En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
℟. Amen.
℣. La Gracia de Nuestro Señor Jesucristo,
el Amor del Padre y la Comunión del
Espíritu Santo estén
con todos vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
00:51
Rvrndo.: D. José Blanco:
Hermanos buenos días, sed bienvenidos a la Celebración de la Eucaristía de este martes de la 4ª Semana del Tiempo Ordinario. Pero que hoy hacemos memoria de una Santa, Santa Águeda conocida, aunque nacida en Sicilia. Pero su emoción fue así inmediatamente después de su Martirio se extendió por toda la Cristiandad. Pues hoy Celebramos a Santa Águeda y como siempre también, acabamos de oír en el Canto de Entrada. Estamos reunidos en el Nombre del Señor.
01:39
Rvrndo.: D. José Blanco:
Como signo decía al Canto de Amor y de Unidad. Eso es lo que tenemos que hacer los Cristianos ver signos de Amor y Unidad en el mundo en que vivimos. Un saludo cercano y cordial a todos aquellos hermanos nuestros que a través de Canal 13 Televisión se unen a nosotros en la Celebración Eucarística. Y ahora nos reconocemos pecadores y en un momento de silencio pedimos perdón al Señor por nuestros pecados.
02:24
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Tú que no has venido
a condenar, sino a perdonar.
℣. Señor, Ten Piedad.
℟. Señor, Ten Piedad.
℣. Tú que has dicho
que hay gran fiesta en el cielo
por un pecador que se arrepiente.
℟. Cristo, Ten Piedad
℟. Cristo, Ten Piedad.
℣. Tú qué perdonas mucho
a quien mucho ama.
℟. Señor, Ten Piedad.
℟. Señor, Ten Piedad.
02:48
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la Vida Eterna.
℟. Amen.
02:56
Rvrndo.: D. José Blanco:
Oremos.
Señor de Santa Águeda
Virgen y Mártir nos alcance
tu perdón pues ella
te agradó siempre
por la fortaleza
en el Martirio y por el Mérito
de su Castidad Te lo pedimos
Por Nuestro Señor Jesucristo
Tu Hijo, que Vive y Reina Contigo
en la Unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los Siglos de los Siglos
℟. Amen.
03:35
Lectora de la Primera Lectura:
Lectura de la Carta a los Hebreos 1ª lectura: Dios es amor.
03:38
Lectora de la Primera Lectura: - Hermanos teniendo una nube tan ingente de testigos corramos con constancia en la carrera que nos toca. Renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia. Fijos los ojos en el que inició y completa nuestra Fe, Jesús. Quien en lugar del gozo de inmediato soportó la Cruz, despreciando la ignominia. Y ahora está sentado a la Derecha del Trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición a los pecadores, de los pecadores y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
℣. Palabra de Dios
℟. Te Alabamos Señor.
04:21
Lectora de los Salmos:
Salmo: Sal 71, 1-2. 3-4ab. 7-8 Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
04:17
Lectora de los Salmos:
℣. Te alabarán Señor los que te buscan.
℟. Te alabarán Señor los que te buscan.
℣. Cumpliré mis votos delante
de sus fieles, los desvalidos comerán
hasta saciarse.
Te alabarán Señor los que te buscan.
Viva su corazón por siempre. ℟.
℣. Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos
ante Él se Postrarán los que
duermen en la tierra
ante Él se inclinarán
los que bajan al polvo. ℟.
℣. Mi descendencia los servirá
hablarán del Señor
a la generación futura
contarán su justicia al pueblo
que ha de nacer
todo lo que hizo el Señor. ℟.
05:15
Rvrndo.: D. José Blanco:
Aleluya Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
℣. Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades. ℟.
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
05:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
✠ Lectura del santo Evangelio según San Marcos Evangelio: xxx
05:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. El Señor esté con vosotros
℟. y con tu espíritu
℣. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos
℟. Gloria a ti, Señor.
06:04
Rvrndo.: D. José Blanco:
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla.
Se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga que se llamaba caído y al verlo se echó a sus pies rogándole con insistencia.
Mi niña está en las últimas, ven impón las manos sobre ella para que se cure y viva.
Se fue con él y lo seguía mucha gente que luego apretujaba, había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía 12 años.
06:47
Rvrndo.: D. José Blanco:
Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna.
Pero en vez de mejorar se había puesto peor.
Oyó hablar de Jesús y acercándose por detrás entre la gente, le tocó el manto, pensando con solo tocarle el manto curaré.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús notando que había salido fuerza de Él se volvió en seguida en medio de la gente y preguntaba ¿quién me ha tocado el manto?
Los discípulos le contestaban: «ves cómo te apretuja la gente y preguntas ¿quién me ha tocado?
Él seguía mirando alrededor para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa al comprender lo que le había ocurrido se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
07:54
Rvrndo.: D. José Blanco:
Él le dice: «hija tu Fe te ha salvado, vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «tu hija se ha muerto, para que molestar más al maestro».
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «no temas, basta que tengas Fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan el hermano de Santiago.
Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentran el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
08:44
Rvrndo.: D. José Blanco:
«¿Qué estrépito y que lloro son estos?, la niña no está muerta, está dormida». Se reían de Él, pero Él los echó fuera a todos y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña. La cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» que significa: «contigo hablo niña, levántate». La niña se levantó inmediatamente y echó a andar, tenía 12 años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase y les dijo que dieran de comer a la niña.
℣. Palabra del Señor
℟. Gloria a Ti Señor, Jesús
HOMILIA
09:38
Rvrndo.: Don José Blanco:
Sentados un momento, seguimos leyendo como Primera Lectura, la Carta a los Hebreos. Y si recordáis la Lectura de la Carta a los Hebreos de ayer hablaba de Reyes, Profetas, Jefes del Pueblo. Que permanecieron a lo largo de todos los siglos anteriores, permanecieron en la Fe. Pero no llegaron a ver cumplidas las promesas. La promesa de la llegada del Mesías. Y en la Lectura de hoy, el autor de la Carta a los Hebreos nos dice: «pero vosotros», dice él, «nosotros los Cristianos, sí que hemos conocido el cumplimiento de las promesas». Y si aquellos, sin haberlo visto, se mantuvieron en la Fe, nosotros que sí, que hemos conocido el cumplimiento de la promesa. Es decir la llegada del Mesías, tenemos más razones todavía para permanecer en la Fe.
10:58
Rvrndo.: Don José Blanco:
Y así nos dice con esa nube tan ingente de testigos, todo lo que os decía antes de Profetas, Reyes. Corramos con constancia en la carrera que nos toca. Hace una imagen del atletismo, también ya en aquella época conocido por todos, como y nosotros. Y hace esa imagen del atletismo, pero luchando sobre todo contra el pecado. Y nos dice: «fijo los ojos en el que inició y completa nuestra Fe, Jesús. Quien en lugar de gozo inmediato, soportó la Cruz despreciando la ignominia y ahora está sentado a la derecha de Dios».
11:50
Rvrndo.: Don José Blanco:
Pero nosotros en esa carrera, qué dice el autor de la Carta, en esa carrera no podemos distraernos mirando a la derecha o a la izquierda. Sino mirando a la meta, mirando al fondo y quién es o quién está en ese fondo, Jesús, sentado a la derecha del Padre. Y eso es lo importante, en que nosotros no nos distraigamos. Que tengamos siempre nuestra mirada fija en aquel que nos va a dar o nos viene a traer la salvación. Y tiene como una morada, como un lugar siempre preparado para nosotros. Y ese lugar lo ha conseguido, gracias al sacrificio, al derramamiento en la Cruz.
12:49
Rvrndo.: Don José Blanco:
Despreciando la ignominia, soportó la Cruz y ahora triunfal ya está sentado a la derecha de Dios Padre. Y nos vuelve a insistir, recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, es decir, encontró la oposición de los suyos, encontró la oposición del propio pueblo judío. Y no os canséis nos dice, ni perdáis el ánimo. Hay que ser perseverantes en nuestra carrera, perseverantes, fijándonos siempre en la meta que es, Jesús. Y termina diciendo y no os quepa la menor duda, de que aunque pecadores, todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
13:51
Rvrndo.: Don José Blanco:
O sea que todavía tenéis mucho camino por recorrer, luchando siempre contra el pecado. Un Jesús, como os decía que es nuestra meta y que el encuentro con Él. Y eso es lo que nos viene a decir el Evangelio, el encuentro con Él, genera vida. El encuentro con Él supera los límites incluso de la muerte. Y tenemos dos episodios en el Evangelio de hoy, dos episodios de muerte. Porque sabéis que según la Tradición Judía, la mujer que no tenía o no podía tener hijos, era una muerta en vida. Y esta mujer que vemos en el Evangelio de hoy, que era estéril porque tenía esta enfermedad y no podía tener hijos, era una muerta en vida.
14:53
Rvrndo.: Don José Blanco:
Pero sin embargo, dice el Evangelio: «oyó hablar de Jesús y acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto pensando "con solo tocarle el manto curaré"». Es decir, ha oído hablar de Jesús, ha oído hablar de las curaciones que hace y ella cree en ello. Cree que este Jesús la puede curar, pero por timidez o por lo que sea no se atreve a ir de cara y pedirle que le cure. Simplemente con toda humildad, se limita a tocar el manto. Pero Jesús se da cuenta y eso que le dicen los discípulos: «pero en medio de tanta gente que te están apretujando nos dice ahora que ¿quien te ha tocado el manto?»
15:51
Rvrndo.: Don José Blanco:
Pero Él sabía por qué, Él sabía por qué. Porque había salido fuerza de Él, había salido esa energía curativa de Él y entonces la mujer cuando ya de frente a Él le confiesa lo que ha hecho. ¿Cuál es la reacción de Jesús?, tu Fe te ha salvado, vete en paz y queda curada de tu enfermedad. Es decir, sólo con tocar a Jesús, el encuentro con Jesús. Qué es lo que decimos siempre, el encuentro con Jesús, cura. La Fe en Jesús nos hace criaturas nuevas, generan vida. El encuentro con Jesús, supera incluso los límites de la muerte.
16:47
Rvrndo.: Don José Blanco:
Que es lo que vemos también en el Segundo Episodio del Evangelio. En la niña, la hija de este jefe de la sinagoga, cuando le dicen: «no molestes más al maestro, tu hija ha muerto». Jesús alcanzó a oír aquello y dijo: «no temas, basta que tengas Fe». Y se ve que el jefe de la sinagoga tiene esa Fe. Y por eso cuando llega y dice: «la niña no está muerta, está dormida», la gente se ríe de Él, como diciendo: «no está en la realidad». Ya lo creo que estaba en la realidad, porque es que Él viene de verdad a los que tenemos Fe. Viene a darnos esa esperanza por encima incluso de la muerte.
17:51
Rvrndo.: Don José Blanco:
San Pablo nos dice: «el último enemigo a ser vencido es la muerte». Pues bien, Jesucristo nos trae ese vencimiento, ese vencer a la muerte a aquellas personas que tienen Fe. Ya para colmo de sencillez también, y de preocupación de Jesús por la niña. Además de resucitarla dice: «da de comer a la niña». Hasta de eso se preocupa el propio Jesús. Y pidió y les dijo: «que dieran de comer a la niña». Hasta de eso se preocupa Jesús y es que Jesús se preocupa de todos y cada uno de nosotros.
18:39
Rvrndo.: Don José Blanco:
De todas nuestras dimensiones, de la dimensión espiritual, de la dimensión física, de todo se preocupa Jesús por nosotros. Pues si Jesús se preocupa de esta manera por nosotros, ¿qué podemos hacer nosotros? Ser fieles, a Su Palabra, encontrarnos con Él la mayor parte de nuestra vida. La mayor parte posible, de nuestra vida. Nos encontramos con Él en la Eucaristía, cuando la celebramos aquí todos los días. Pues que ese encuentro con Jesús haga intensificar nuestra Fe para llegar incluso a superar los límites de la muerte. La muerte para el Cristiano nunca es el final, el final está en esa meta que recorremos nosotros y esa meta es que Jesús, nos está preparando un lugar a la derecha de Dios Padre.
19:44
Rvrndo.: Don José Blanco:
Para nuestra Felicidad y Vida Eterna. Que el Señor nos ayude, a vivir estas Palabras con Fe y con Esperanza.
20:03
Rvrndo.: Don José Blanco:
℣. Alegrémonos hermanos
en la fiesta de Santa Águeda
y presentemos a Dios
nuestra Oración.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
PETICIONES
20:14
Peticiones de los Fieles:
℣. Por la Santa Iglesia de Dios
para que se aumente
en sus Vírgenes Inocente
en los niños y
Santa en los esposos.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los que influyen
en el gobierno de los pueblos
para que fomenten la convivencia
la libertad y progreso.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los jóvenes y adolescentes
para que abren sus ojos
a lo bello, su espíritu, a lo
verdadero, su corazón
a lo bueno.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los enfermos mayores
y personas que viven solas
para que el señor les colme
de paz y bendiciones.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
℣. Por los religiosos, consagrados
al servicio de nuestra Diócesis
para que Dios les conserve
en Pobreza, Castidad y Obediencia.
℣. Rogemos al Señor
℟. Te Rogamos Oyenos.
21:05
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Oh Dios escucha benignamente
las Oraciones de los que te suplican
y por la intercesión de Santa Águeda
Virgen y Mártir extiende sobre
nosotros tu mano protectora
por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amén.
22:15
Rvrndo.: D. José Blanco:
Bendito seas, Señor,
Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra
y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.
Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Señor,
Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.
Bendito seas por siempre, Señor.
23:01
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Oremos, hermanos,
para que este sacrificio, mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
℟. Amen.
23:21
Rvrndo.: D. José Blanco:
Señor que los dones
que te presentamos en la fiesta
de Santa Águeda sean tan
agradables a tu bondad
como lo fue para ti el combate
de su Martirio.
por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amen.
23:35
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. El Señor esté con vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
23:48
Rvrndo.: D. José Blanco:
En verdad es justo y necesario
es nuestro deber y salvación
darte gracia siempre
y en todo lugar Señor Padre Santo
Dios Todopoderoso y Eterno
porque tú eres ensalzado
en la alabanza de Tus Santos
y cuánto pertenece a su pasión
es obra admirable de Tu poder
Tú bondadosamente otorgas
el ardor de su Fe, das firmeza
en la perseverancia y concedes
la victoria en el combate
por Cristo Señor Nuestro
por eso Señor tus criaturas
del cielo y de la tierra
te adoran cantando
un cántico nuevo
y también nosotros
con todo el ejército
de los Ángeles te aclamamos
por siempre diciendo:
24:40
Rvrndo.: D. José Blanco:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo
y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene
en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
24:57
Rvrndo.: D. José Blanco:
Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad;
por eso te pedimos
que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
de manera que se conviertan
para nosotros en el Cuerpo y en la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba
a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada,
tomó pan; dando gracias, te
bendijo lo partió y lo dio
a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
25:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el caliz, y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE EL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
26:40
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Y éste es el Sacramento de nuestra Fe:
℟. Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
!Ven, Señor Jesús!
26:49
Rvrndo.: D. José Blanco:
Así, pues, Padre, al Celebrar
ahora el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo te
ofrecemos el pan de vida y el
cáliz de salvación, y te damos
gracias porque nos haces dignos
de estar aquí en tu presencia,
celebrando esta Eucarístia.
Te pedimos, humildemente,
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
27:18
Rvrndo.: D. José Blanco:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra;
y con el Papa Francisco,
con nuestro Obispo Carlos
y todos los pastores
que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección
por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron
en la esperanza de la resurrección,
recordamos especialmente
en esta Eucaristia a nuestros
hermanos ... y .... a ellos y a cuantos
murieron en tu misericordia;
admítelos a contemplar
la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen, Madre de Dios,
su esposo San José
los Apostoles, Santa Águeda
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar
tus alabanzas.
28:24
Rvrndo.: D. José Blanco:
Por Cristo, con Él y en Él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
℟. Amen.
28:39
Rvrndo.: D. José Blanco: - La Palabra de Dios en la Carta a los Hebreos nos hablaba de mantenernos firmes en la Fe. De no desanimarnos es lo que en realidad le pasó a «Santa Águeda que.. Ella es del siglo III y sufrió la persecución del Emperador Decio o Dacio allí en su tierra de Catania en Sicilia. Pero se mantuvo fiel, en medio de los tormentos, en medio del encarcelamiento bestial, brutal. Se mantuvo fiel tanto a la Fe en Jesucristo como a la Castidad que ella voluntariamente se había consagrado al Señor».
29:27
Rvrndo.: D. José Blanco: - Como sabéis «se le representa con una bandeja y con los dos pechos cortados porque precisamente padeció ese tormento con tal de seguir siendo fiel a Jesús». Bueno pues en eso que nos invita la Palabra de Dios a permanecer en la Fe. Y vemos el ejemplo de Santa Águeda que así lo hizo. Nosotros también vamos a prometer seguir siendo Fieles al Padre que nos ha regalado a su Hijo Jesucristo para salvación de todos nosotros. Vamos a hacerlo con las Palabras que el propio Jesús nos enseñó:
PADRE NUESTRO
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
30:35
Rvrndo.: D. José Blanco:
Líbranos Señor, de todos los males,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder
y la gloria, por siempre, Señor.
31:00
Rvrndo.: D. José Blanco:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles:
"La paz os dejo, mi paz os doy";
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
℟. Amen.
31:20
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. La paz del Señor sea siempre con vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Demonos la paz como hermanos
℟. La Paz esté contigo
31:40
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo,
℟. ten piedad de nosotros.
℣. Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo,
℟. ten piedad de nosotros.
℣. Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo,
℟. danos la paz.
32:06
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Éste es Jesucristo Nuestro Señor,
Nacido de María Virgen, Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a esta Cena.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
El Cuerpo de Cristo y la Sangre de Cristo.
℟. Amen.
34:55
Rvrndo.: D. José Blanco:
℣. Oremos.
Oh Dios que coronaste a la vida
a la bienaventurada Santa Águeda
entre los Santos con el doble
triunfo de la virginidad
y del martirio, concédenos
en virtud de este sacramento
vencer con fortaleza
toda maldad y alcanzar
la gloria del cielo
por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amén.
℣. El Señor Esté Con Vosotros
℟. y Con Tu Espíritu
℣. La Bendición de Dios Todopoderoso
Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre vosotros
podéis ir en Paz.
℟. Demos Gracias al Señor.
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