sábado, 31 de marzo de 2018

30.03.2018 - Vía Crucis en 13tv






30.03.2018 - Vía Crucis desde el Vaticano




00:00
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - ..La Misa Crismal, la Cena del Señor, el Jueves Santo, en la Cárcel de Regina Coeli de Roma, esta tarde en la Basílica, la Ceremonia de la Pasión de Jesús. Y esta noche también el Papa Preside este Vía Crucis, pero cediendo el protagonismo a 15 jóvenes. Entre los 16 y los 27 años, que han escrito los Textos de las Meditaciones sobre las 14 Estaciones del Viacrucis. Las principales novedades son dos, la primera no tiene comparación con las ediciones del pasado, debido a la edad de los autores.

00:39
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Muchos de estos jóvenes y adolescentes todavía están Cursando el Liceo en Roma. Y la segunda consiste en esta Dimensión Coral que han querido darle al trabajo. Una sinfonía de voces con tonos y sellos diferentes. No existen los jóvenes, sino Valerio, María, Margarita, Francisco, Clara, Greta. Con el entusiasmo típico de su edad aceptaron el reto que les propuso el Papa en este año 2018. Dedicado principalmente a las jóvenes generaciones. Lo han hecho con una metodología precisa se reunieron en torno a una mesa y leyeron los Textos de la Pasión de Cristo, según los Cuatro Evangelios.

01:25
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Se pusieron por lo tanto ante la Escena del Viacrucis y la vieron. Después de la Lectura y dando el tiempo necesario. Cada uno de los chicos manifestó qué detalle de la escena lo había impresionado más. De este modo fue más fácil y natural asignar las distintas Estaciones. Cuando se es joven se desea ver el mundo, ver todo, la Escena del Viernes Santo, es poderosa. Incluso en su dramatismo, verla puede provocar rechazo o misericordia.

02:01
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Y por lo tanto, ir al encuentro precisamente como hace Jesús en el Evangelio todos los días. También este día, el último, el encuentra a Pilato, a Herodes, a los Sacerdotes, a los Guardias, a su Madre, al Cireneo, a las Mujeres de Jerusalén, a los dos ladrones. Sus últimos compañeros de camino, cuando se es joven se tiene la oportunidad de encontrar a alguien cada día. Y cada encuentro es nuevo y sorprendente. Pues finalmente Ver y Encontrar, empuja a Rezar, porque la Vista y el Encuentro generan Misericordia. También en un mundo que parece carente de piedad y en un día como éste abandonando la ira, la cobardía y la pereza distraída de los hombres.



Adoramus te, Christe,
et benedicimus tibi,
quia per sanctam crucem tuam

redemisti mundum.
Qui passus es pro nobis,
Domine, miserere nobis.
Te Adoramos Cristo
y Te Bendecimos
porque por tu Santa Cruz

Redimistes al Mundo.
Qui passus es pro nobis,
Domine, miserere nobis.


02:52
El Santo Padre:

℣.  En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
℟.  Amen


I Estación

«Jesús es Condenado a Muerte»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

03:20
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Lucas 23, 22-25

Por tercera vez les dijo: «pues qué mal ha hecho este, no he encontrado en Él ninguna culpa, que merezca la muerte». Así que le daré un escarmiento y lo soltaré. Pero entre ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo Crucificara. He iba creciendo su griterio. Pilato entonces sentenció que se realizará lo que pedían. Soltó al que les reclamaban al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio y a Jesús se lo entregó a su voluntad.

04:04
Lector Segundo:

Te veo Jesús delante del gobernador, que por tres veces intenta enfrentarse a la voluntad del pueblo. Y al final elige no elegir, delante de la masa de gente que es consultada por tres veces y siempre decide contra ti. La muchedumbre es decir todos y ninguno, el hombre pierde su propia personalidad escondido en la masa. Es una voz entre otras mil voces. Antes de negar, se niega asimismo, diluyendo la propia personalidad en aquella fluctuante multitud, sin rostro.

Y sin embargo es responsable, es el hombre quien te condena. Engañado por los agitadores, por el mal que se propaga con voz mentirosa y ensordecedora. Hoy nos horroriza esa injusticia y nos gustaría a distanciarnos de ella. Pero al hacerlo, nos olvidamos de todas las veces que también nosotros hemos decidido salvar a Barrabás, en vez de a Tí. Cuando nuestro oído se ensordeció a la llamada del bien cuando hemos preferido no ver la injusticia ante nosotros.

En esa Plaza abarrotada, habría sido suficiente que un corazón solo hubiera dudado. Que una sola voz, se hubiera alzado contra mil voces del mal. Recordemos esa Plaza y ese error cada vez que la vida nos pone una elección. Dejemos que nuestros corazones duden, y hagamos que nuestra voz se alze.

06:18
Lectora Tercera:

Te pido Señor, que vele por nuestras
decisiones, iluminalas con tu luz.
Cultiva en nosotros la semilla

de una duda, sólo el mal
no duda nunca.
Los árboles que hunde

sus raíces en la tierra
si están regados
por el mal se marchitan.
Pero tú has puesto

nuestras raíces en el cielo
las ramas sobre la tierra
para conocerte y seguirte.


06:54
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.Amen.

Stabat Mater dolorosa
iuxta crucem lacrimosa,
dum pendebat Filius.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


07:39
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - En esta Primera Estación lleva la Cruz Monseñor Ángelo de Donati.


II Estación

«Jesús con la Cruz a Cuestas»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

07:44
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Marcos 8, 34-35

Segunda Estación «Jesús con la Cruz a Cuestas». La Cruz pasa a manos de María Tagliaferri, Margherita di Marco, dos de las jóvenes Autoras de estas Meditaciones. Del Evangelio según San Marcos.

Y llamando a la gente y a sus Discípulos les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mi, que se niege a sí mismo, tome su Cruz y me siga». Porque quien quiera salvar su vida, la perderá pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.

08:32
Lectora Tercera:

Te veo Jesús, Coronado de Espinas, mientras tomas tu Cruz, la recibes como siempre, has recibido todo y a todos. Te cargan con el Madero, pesado, áspero, pero tú no te revelas, no rechazas ese instrumento de tortura, injusto e innoble. Lo tomás sobre ti y comienza a caminar, llevándolo sobre los hombros. Cuántas veces me he rebelado y enfadado con los trabajos que he recibido. Que he considerado pesados e injustos, tú no haces eso.

Solo tienes algún año más que yo, hoy se diría que eres aún joven, pero eres dócil, te tomás en serio, lo que la vida te ofrece. Cada ocasión que se te presenta, como si quisieras llegar hasta el fondo de las cosas. Y descubrir que hay siempre algo más que lo que se ve. Un significado escondido y sorprendente. Gracias a Ti comprendo que esta Cruz, es una Cruz de salvación y de liberación. Cruz de apoyo en el tropiezo, yugo ligero, carga que no pesa.

El escándalo que representa la muerte del hijo de Dios, muerte del pecador, muerte de malhechor, nace la gracia. De descubrir en el dolor, la Resurrección, en el sufrimiento tu gloria, en la angustia, tu salvación. La misma Cruz símbolo de humillación y dolor para el hombre, se manifiesta ahora por la gracia de tu sacrificio, como una promesa. De cada muerte resurgirá una vida y en cada oscuridad resplandecerá una luz.

Y podemos exclamar: «Ave o Cruz Única Esperanza».

10:58
Lector Segundo:

Te ruego Señor,
que con la Luz de la Cruz,
símbolo de nuestra Fe,

aceptemos nuestros sufrimientos
e iluminados por tu amor,
abracemos nuestras Cruces.

Que tu Muerte y Resurrección
vuelven gloriosa.
Danos la gracia de mirar

nuestras historias
y descubrir en ella,
tu amor por nosotros.


11:32
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Cuius animam gementem,
contristatam et dolentem,
pertransivit gladius.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


III Estación

«Jesús cae por primera vez»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

12:23
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Tercera Estación de «Jesús cae por primera vez». La Cruz pasa a manos de Catalina Benincasa e Inés Bruneti, otras dos jóvenes redactores de estas Meditaciones.

12:43
Lectora Primera:

Del Libro del Profeta Isaías, Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores. Nosotros lo estimamos leprosos, herido de Dios y humillado.

12:43
Lector Segundo:

Te veo Jesús sufriendo, mientras recorres el Camino hacia el Calvario. Cargado con nuestros pecados. Y te veo caer, con las manos y las rodillas en el suelo, lleno de dolores, con que humildad has caído. Cuanta humillación sufres ahora, tu naturaleza de hombre verdadero, se muestra claramente, en este momento de tu vida. La Cruz que llevas es pesada, necesitarías ayuda, pero cuando caes al suelo, nadie te socorre.

Es más los hombres se burlan de ti, rien ante la imagen de un Dios que cae. Tal vez están decepcionados, quizás se hicieron una idea equivocada de ti. A veces creemos que tener Fe en Ti, significa, no caer nunca en la vida. Junto a ti, caigo yo también, y conmigo mis ideas. Las que tenía sobre ti, que frágiles eran. Te veo Jesús, que aprieta los dientes completamente abandonado al Amor del Padre. Te levantas y retomas tu camino.

Con estos primeros pasos hacia la Cruz, tan vacilantes. Me recuerda Jesús a un niño, que da sus primeros pasos en la vida y pierde el equilibrio y cae y llora. Pero luego continúa, se confía en la mano de sus padres y no se detiene. Él tiene miedo, pero sigue adelante, porque el miedo deja paso a la confianza. Con tu valentía, nos enseñas que los fracasos y las caídas, nunca deben parar nuestro camino. Y que siempre podemos elegir, rendirnos o levantarnos, contigo.

15:27
Lectora Tercera:

Te pido Señor que despiertes
en nosotros los jóvenes
la valentía de levantarnos
después de cada caída

tal y como hiciste tú
en el Camino del Calvario
te pido que sepamos
apreciar siempre el don

inmenso y precioso de la vida
y que los fracasos y las caídas
no sean nunca un motivo
para despreciarla

conscientes de que si
nos fiamos de ti
nos levantaremos de nuevo
y encontraremos la fuerza
para seguir siempre adelante.


16:07
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.Amen.

O quam tristis et afflicta
fuit illa benedicta
mater Unigeniti!
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


IV Estación

«Jesús encuentra a su Madre»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

16:56
Lectora Primera:

Cuarta Estación de «Jesús encuentra a su Madre».

17:07
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Esta Estación pues la llevan un grupo de Unitalsi Asociación Italiana que se dedica a ayudar a los discapacitados que van a los Santuarios Marianos.

17:18
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Lucas 2, 34-35.

Simón los bendijo y dijo a María su Madre: «Éste ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten y será como un signo de contradicción». Y a ti mismo una espaldas, te traspasará el alma. Para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones.

17:42
Lectora Tercera:

Te veo Jesús cuando encuentras a tu Madre. María está allí, camina por la calle llena de gentes. Hay muchas personas a su lado, lo único que la distingue de los demás es que ella está allí para acompañar a su Hijo. Una situación que se constata todos los días.

Las madres acompañan a sus hijos a la escuela o al médico. O los llevan con ellos al trabajo. Pero María se distingue de las demás madres, está acompañando a su Hijo a morir. Ver morir a un hijo, es lo peor que se puede desear a una persona, la más antinatural. Aún más atroz si el Hijo inocente está muriendo a manos de la Justicia. Que escena tan antinatural e injusta ante mis ojos. Mi madre me ha educado en el sentido de la Justicia y a tener confianza en la vida.

Pero lo que mis ojos ven hoy, no tiene nada de esto, no tiene sentido y está lleno de sufrimiento. Te veo María, que mira a tu pobre Hijo, tiene las marcas de la flagelación en la espalda y se ve obligado a soportar el Peso de la Cruz. Y probablemente muy pronto caerá bajo ella por el cansancio. Y tu sabia que tarde o temprano sucedería, te lo habían profetizado. Pero ahora que ha acaecidos todo es diferente, siempre ocurre así.

No estamos preparados para la vida, para su crudeza. María, ahora estás triste, como lo estaría cualquier mujer en tu lugar. Pero no estás desesperada, tu mirada no se ha apagado, no está vacía, no caminas con la cabeza agachada. Eres luminosa también en tu tristeza, porque tienes esperanzas, sabes que el viaje de tu Hijo no es sólo de ida, y sabes lo sientes como sólo las madres lo perciben. Que pronto lo volverás a ver.

20:43
Lector Segundo:

Te pido Señor
que nos ayude a tener siempre presente
el ejemplo de María
que aceptó la muerte de su hijo

como un gran misterio
de salvación, ayúdanos a vivir
con la mirada orientada
al bien de los otros

y a morir en la esperanza
de la Resurrección
conscientes de no estar nunca solos

ni abandonado por Dios,
ni por María Madre Buena
que se preocupa siempre por sus hijos.


21:32
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Quæ mærebat et dolebat
pia Mater, dum videbat
Nati pænas incliti.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


V Estación

«Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

22:16
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Luca 23, 26

22:18
Lectora Primera:

Quinta Estación «Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz»

La Cruz pasa a manos de Chiara Mancini y Cecilia Nardini. Del Evangelio según San Lucas.

22:37
Lectora Primera:

Quienes lo conducía echaron manos de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo y le cargaron la Cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

22:46
Lector Segundo:

Te veo Jesús, aplastado bajo el peso de la Cruz. Veo que tú solo no puedes precisamente en el momento de más dificultad, te has quedado solo. Ya no están los que se decían amigos tuyos, Judas te ha traicionado, Pedro te ha renegado los otros te han abandonado. Pero de repente sucede un encuentro imprevisto, alguien un hombre cualquiera, que tal vez escuchó hablar, pero no te siguió. Ahora está aquí, a tu lado, hombro con hombro, para compartir tu yugo.

Se llama Simón, es un extranjero que viene de lejos, de Cirene, hoy para él es algo inesperado. Que se le revela como un encuentro, son infinitos los encuentros y desencuentros que vivimos cada día. Sobre todo para nosotros los jóvenes que entramos continuamente en contacto con realidades nuevas. Con personas nuevas y en el encuentro inesperado, en lo accidental, en la sorpresa desconcertante, es donde se esconde la oportunidad para amar, para reconocer lo mejor del prójimo, aun cuando nos parezca diferente.

Jesús algunas veces nos sentimos como tú, abandonados por los que creíamos que eran nuestros amigos. Bajo un peso que nos aplasta, pero no debemos olvidar que hay un Simón de Cirene dispuesto para cargar con nuestra Cruz. No debemos olvidar que no estamos solos y que esta certeza nos dará la fuerza para hacernos cargo de la Cruz. del que está a nuestro lado. Te veo Jesús, ahora parece que sientes un poco de alivio, ahora que ya no estás solo puedes respirar por un instante.

Y veo a Simón, quién sabe si has experimentado que tu yugo es ligeros. Quien sabe si se da cuenta de lo que significa ese imprevisto en su vida.

25:30
Lectora Tercera:

Señor te pido
a fin que cada uno de nosotros
encuentre el valor
para hacer como el Cireneo

que toma la Cruz y sigue
tus pasos
que cada uno de nosotros
sea tan humilde y fuerte

para cargar con la Cruz
de los que encontramos
que cuando nos sintamos solos
podamos reconocer su mano

en nuestro camino
un Simón de Cirene que se detiene
y carga con nuestro peso

concédenos que sepamos buscar lo mejor
de cada persona y de abrirnos
a cada encuentro incluso en la diversidad

te pido que para todos nosotros
podamos encontrarnos
inesperadamente a tu lado.


26:27
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.Amen.

Quis est homo qui non fleret,
Matrem Christi si videret
in tanto supplicio?
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


VI Estación

«Verónica enjuga el rostro de Jesús»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

27:33
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Francisco Porceddu y Sofia Russo, otros dos de los chicos Autores de las Meditaciones.

27:35
Lectora Primera:

Del Libro del Profeta Isaías 53, 2-3

27:38
Lectora Primera:

Sin figura, sin belleza, lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres. Como un hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos. Ante el cual se ocultaban el rostro, despreciado y desestimado.

28:04
Lectora Tercera:

Te veo Jesús digno de compasión, casi irreconocible, tratado como el último de los hombres. Caminas con dificultad hacia tu muerte con la cara ensangrentada, y desfigurada. Aunque como siempre manso y humilde, dirigida hacia lo alto. Una mujer se abre camino entre la multitud para ver de cerca tu rostro, que quizás tantas veces habías hablado a su alma y ella había amado. Lo ve sufrir y lo quiere ayudar. No la dejan pasar son muchos y demasiado y armados pero a ella eso no le importa. Está determinada a llegar a Ti, y consigue tocarte apenas un instante. Acariciarte con su velo, su fuerza es la de la ternura.

Vuestros ojos se Cruzan por un instante, el rostro de uno en el rostro del otro. Esa mujer Verónica de la que no sabemos nada, de la que no conocemos la historia se gana el paraíso. Con un solo y simple gesto de caridad. Se te acerca, observa tu rostro destrozado y lo ama todavía más que antes. Verónica no se queda en las apariencias, tan importantes hoy en nuestra sociedad de la imagen. Si no que ama incondicionalmente un rostro feo, descuidado, sin maquillaje e perfecto. Ese rostro, tu rostro Jesús precisamente en su imperfección muestra la perfección de tu amor por nosotros.

30:18
Lector Segundo:

Te pido Jesús,
que me des la fuerza
de acercarme a los demás,
a cada persona, joven o anciana,

pobre o rica, querida o desconocida.
Y de ver en esos rostros tu Rostro.
Ayùdame a socorrer con prontitud

al prójimo, en el que tú habitas.
Como la Verónica corrió hacia ti,
en el Camino del Calvario.


26:27
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Quis non posset contristari,
Christi Matrem contemplari
dolentem cum Filio?
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


VII Estación

«Jesús, Cae por Segunda Vez»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

31:53
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - La Cruz pasa a manos de una Familia Siria, Rial Saki y Ruba Farah con sus tres hijos.

32:05
Lectora Primera:

Del Libro del Profeta Isaías 53, 8. 10.

32:08
Lectora Primera:

Sin defensa, sin justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupará de su estirpe? Lo arrancaron de la tierra de los vivos por los pecados de mi pueblo lo hirieron. El Señor quizo triturarlo con el sufrimiento.

32:30
Lector Segundo:

Te veo Jesús, caer una vez más ante mis ojos. Cayendo otra vez me demuestras que eres un hombre, un hombre auténtico. Y veo que te alzas de nuevo, más decidido que antes. No te alzas con soberbia, no hay orgullo en tu mirada. Hay amor, y al proseguir tu camino, levantándote después de cada caída, anuncia Tu Resurrección. Demuestras estar siempre preparado para volver a cargar sobre tus hombros ensangrentados el peso de los pecados del hombre. Al caer de nuevo no está mandado un claro mensaje de humildad. Has caído en tierra, en ese humo del que hemos nacido los humanos.

Somos tierra, somos barro, somos nada en comparación contigo. Pero has querido ser como nosotros y ahora te muestras cercano a nosotros. Con nuestras mismas dificultades, las mismas debilidades. Con el mismo sudor de la frente, ahora en este viernes ocurre también a nosotros estás postrado por el dolor. Pero tú tienes la fuerza para seguir adelante, no tienes miedo a las dificultades que puedas encontrar. Y sabes que al final del esfuerzo está el paraíso. Te levantas para dirigirte precisamente ahí, para abrirnos las puertas de tu reino. Eres un Rey extraño, un Rey en el polvo.

Siento un vértigo, nosotros no somos quienes para comparar nuestras dificultades y nuestras caídas con las tuyas. Las tuyas son un sacrificio, el sacrificio más grande que mis ojos y toda la historia jamás podrán ver.

35:07
Lectora Tercera:

Te pido Señor
que estemos dispuesto
a levantarnos de nuevo
después de una caída.

Que aprendamos de nuestros fracasos,
recuerda que cuando nos toque
equivocarnos y caer.
Si estamos contigo

y nos aferramos a Tu mano
podremos aprender a levantarnos.
Haz que nosotros jóvenes
llevemos a todos tu mensaje de humildad

y que las generaciones futuras
abran los ojos para verte
y sepan comprender

tu amor, enseñanos
a ayudar a quien sufre
y cae a nuestro lado

a enjugar su sudor
y a tender la mano

para levantarlo.


36:04
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Pro peccatis suæ gentis
vidit Iesum in tormentis,
et flagellis subditum.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


VIII Estación

«Jesús, Encuentra a las Mujeres de Jerusalén»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

36:53
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Chiara Bartolucci y Greta Giglio toman el relevo de la Cruz. En esta Octava Estación Jesús, encuentra a las mujeres de Jerusalén.

37:14
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Lucas 23, 27-31

37:19
Lectora Primera:

Lo seguían un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por Él. Jesús se volvió hacia ellas, les dijo: «hijas de Jerusalén no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos. Porque mirad que vienen días en los que dirán, bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes, caer sobre nosotros y a las colitas cubrirnos. Porque si esto hacen con el leño verde, que harán con el seco.

38:07
Lectora Tercera:

Te veo y te escucho Jesús, mientras hablas con las mujeres que encuentras en tu camino hacia la muerte. A lo largo de tus jornadas has visto a muchas personas. Has ido el encuentro y has hablado con todos. Ahora hablas con las mujeres de Jerusalén, que te ven y lloran. También yo soy una de esas mujeres, pero tú Jesús en tu amonestación, usas palabras que me impresionan son palabras concretas y directas. A primera vista pueden parecer duras y severas, porque son francas. De hecho hoy estamos acostumbrados a un mundo de palabras ambiguas. Una fria hipocresía oculta, y filtra lo que realmente queremos decir.

Las advertencias se evitan cada vez más, se prefiere abandonar al otro a su propio destino. Sin molestarse en exhortarlo por su propio bien. En cambio tú Jesús, hablas a las mujeres como un padre, también cuando las reprendes. Tus palabras son palabras de verdad y llegan inmediatas con el único propósito de corregir. No de juzgar, es un lenguaje diferente al nuestro. Tu hablas siempre con humildad y llega directamente al corazón. En en este encuentro el último antes de la Cruz brota una vez más tu inmenso amor, hacia los últimos, y los marginados.

De hecho en aquel tiempo las mujeres no erán consideradas dignas de ser interpeladas. Mientras que tú, con tu amabilidad eres verdaderamente revolucionario.

40:27
Lector Segundo:

Te suplico Señor
yo junto con las mujeres
y los hombres de este mundo
seamos cada vez más caritativos

con los necesitados
tal como lo fuiste tú
danos la fuerza para ir contracorriente
y entrar en la auténtica

relación con los demás
construyendo puentes
y evitando cerrarlos en el egoísmo

que nos lleva a la soledad
del pecado.


41:05
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Eia, Mater, fons amoris,
me sentire vim doloris
fac, ut tecum lugeam.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


IX Estación

«Jesús, Cae por Tercera Vez»







℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

42:02
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Toman la Cruz Valerio De Felice y Greta Sandri.

42:16
Lectora Primera:

Del Libro del Profeta Isaías 53, 5-6

42:20
Lectora Primera:

Pero Él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestro crímenes, nuestro castigo saludable, cayó sobre Él. Sus cicatrices nos curaron, todos cerrabamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino. Y el Señor cargó sobre Él todos nuestros crímenes.

42:51
Lector Segundo:

Te veo Jesús, mientras cae por tercera vez. Has caído ya dos veces, y dos veces te has levantado. Ya no hay límites para el cansancio y el dolor, pareces definitivamente derrotado con esta tercera y última caída. ¿Cuántas veces en la vida de cada día, nos toca caer? Caemos tantas veces, que perdamos la cuenta. Pero siempre esperamos que cada caída, sea la última. Porque se necesita la fuerza de la esperanza, para afronta, para hacer frente al sufrimiento.

Cuando uno cae tantas veces, las fuerzas al final colapsan, las esperanzas desaparecen definitivamente. Me imagino a tu lado Jesús, en el Camino que te conduce a la muerte. Es difícil pensar que precisamente Tú eres el Hijo de Dios. Algunos ha intentado ya ayudarte, pero estás agotado, enfermo, inmóvil, paralizado. Y da la impresión de que no podrás continuar. Pero veo que de repente te levantas, enderezas las piernas y la espalda. Y todo lo que es posible llevando una cruz sobre los hombros. Y empiezas a caminar de nuevo.

Sí, te diriges hacia la muerte, y quieres hacerlo sin ahorrarte nada. Quizás esto es el amor, lo que entiendo es que no importa cuántas veces caigamos. Siempre habrá una última, quizás lo peor, la prueba más terrible. En la que estamos llamados a encontrar las fuerzas para llegar al final del camino. Para Jesús el final es la Crucifixión, el absurdo de la muerte. Pero revela un significado más profundo, un propósito más elevado. El de salvarnos a todos.

45:29
Lector Segundo:

Te suplico Señor
que nos de cada día la fuerza
para seguir en nuestro camino
que mantengamos hasta el final

la esperanza y el amor
que nos has dado
que todos puedan hacer frente
a los desafíos de la vida

con la fuerza y la fe
con la que tú has vivido
los últimos momentos de tu camino
hacia la muerte en cruz.


46:02
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Fac ut ardeat cor meum,
in amando Christum Deum,
ut sibi complaceam.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


X Estación

«Jesús, es despojado de las Vestiduras»



>

℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

46:49
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Toman la Cruz un Padre Trinitario, y dos Religiosas Dominicas de Irak.

47:08
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Juan 19, 23

47:12
Lectora Primera:

Los soldado cuando Crucificaron a Jesús cogieron su Ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado. Y apartaron la Túnica, era una Túnica sin costuras, tejida toda de una pieza de arriba a abajo.

47:36
Lectora Tercera:

Te contemplo Jesús, desnudo como nunca antes se había visto. Te han quitado las vestiduras Jesús y se la están jugando a los dados. A los ojos de estos hombres, has perdido el único girón de dignidad que te quedaba. El único objeto que poseías, en este camino de sufrimiento. Al principio de los Tiempos, Tu Padre había hecho vestidos para los hombres, para cubrirlos en dignidad. Ahora los hombres te los quitan. Te contemplo Jesús y veo a un joven emigrante, un cuerpo destrozado que llega a una tierra muchas veces cruel.

Dispuesta a quitarle sus ropas, su único bien y venderlas. Dejándolo así, sólo con su Cruz, como la tuya, solo con su piel maltratada, como la tuya. Solo con sus ojos inchados por el dolor, como los tuyos. Pero hay algo que los hombres a menudo olvidan, sobre la dignidad. Que ésta se encuentra bajo tu piel, y es parte de ti y siempre estará contigo. Y más aún en este momento, en esta desnudez. La misma desnudez, con la que nacemos, es la que la tierra nos acoge en el atardecer de la vida.

De una madre a la otra, y ahora aquí en esta colina está también tu madre. Que de nuevo te ve desnudo. Te veo y comprendo la grandeza y el esplendor de tu dignidad. De la dignidad de cada hombre, que nadie podrá jamás suprimir.

50:03
Lector Segundo:

Te pido Señor
que todos reconozcamos
la dignidad de nuestra naturaleza
incluso cuando nos encontramos

desnudos y solos ante los hombres
que sepamos ver siempre
la dignidad de los demás
y honrarla y protegerla

te pedimos que nos des
la audacia necesaria
para conocernos a nosotros mismos
por encima de lo que nos cubre

y para aceptar la desnudez
que nos pertenece y nos recuerda
nuestra pobreza de la que te enamoraste
Tú, hasta dar la vida por nosotros.


50:54
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Sancta Mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas
cordi meo valide.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


XI Estación

«Jesús, es Clavado en la Cruz»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

51:50
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Toman la Cruz Flavia De Angelis y Marta Croppo, también del Grupo Autor de estas Meditaciones.

52:01
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Lucas 23, 33-34

52:04
Lectora Primera:

Y cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, lo Crucificaron allí a Él y a los malhechores. Uno a la derecha y el otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre perdonálos, porque no saben lo que hacen».

52:26
Lectora Tercera:

Te veo Jesús, despojado de todo, han querido castigarte a ti, inocente. Clavándote en el madero de la Cruz. ¿Qué hubiera hecho yo en su lugar? Habría tenido el coraje de reconocer tu verdad, mi verdad. Tú has tenido la fuerza de soportar el peso de la Cruz. De que no te creyeran, de ser condenado por tus palabras incómodas. Hoy no somos capaces de aceptar una crítica, como si cada palabra fuera pronunciada para herirnos. Tu tampoco te detuviste ante la muerte, creíste profundamente en tu Misión, y te fiaste de tu Padre.

Hoy en el mundo de internet, estamos tan condicionado por todo lo que circula en la red. Que a veces dudo hasta de mis propias palabras. Pero tus palabras son distintas, son fuertes en tu debilidad. Tu nos perdonastes, no tuviste rencor, nos enseñaste a poner la otra mejilla. Y fuiste más allá, hasta el sacrificio total, de tu propia vida. Miro a mi alrededor y veo ojos fijos en las pantallas del teléfono, entregados a las redes sociales. Para condenar cada error de los demás sin posibilidad de perdón.

Hombres que dominados por la ira, se gritan con odio por los motivos más insignificantes. Miro tus heridas y soy consciente, ahora de que yo no habría tenido tu fuerza. Pero estoy sentada aquí a tus pies y me despojo yo también de toda duda. Me levanto de la tierra, para poder estar más cerca de ti. Aunque solo sea, por algunos centímetros.

54:45
Lector Segundo:

Te pido Señor
que ante el bien,
tenga la disposición
para reconocerlo

que ante una injusticia
tenga la valentía
de tomar las riendas de mi vida

y actuar de otro modo
que me libere de todos
los miedos, que como clavos

me paralizan y me alejan
de la vida que tú has esperado
y preparado para nosotros.


55:21
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Tui Nati vulnerati,
tam dignati pro me pati,
pænas mecum divide.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


XII Estación

«Jesús, Muere en la Cruz»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

56:23
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Toma la Cruz la Familia Monda.

56:28
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Lucas 23, 44-47

56:31
Lectora Primera:

Era ya como la hora sexta y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra. Hacia la hora nona, porque se oscureció el sol, el Velo del Templo se rasgó por medio. Y Jesús clamando con voz potente dijo: «Padre a tus manos encomiendo mi espíritu» y dicho esto expiró. El Centurión al ver lo ocurrido daba Gloria a Dios diciendo: «realmente éste era justo».

57:06
Lector Segundo:

Te veo Jesús y esta vez no querría verte, estás muriendo, eras hermoso contemplarte cuando hablabas a las multitudes. Pero ahora todo ha terminado, y yo no quiero ver el final. Muchas veces he desviado la mirada hacia otra parte. Casi me he habituado a huir del dolor y de la muerte. Me he anestesiado, tu grito en la Cruz es fuerte, desgarrador. No estábamos preparados para tanto tormento, no lo estamos, no lo estaremos nunca. Huimos por el instinto, preso del pánico, ante la muerte y el sufrimiento.

Lo rechazamos, prefirimos mirar hacia otro lado, o cerrar los ojos. En cambio tú permaneces ahí, en la Cruz, nos espera con los brazos abiertos. Abriéndonos los ojos, es un Gran Misterio Jesús, nos amas muriendo, abandonado, dando tu Espíritu. Cumpliendo la voluntad del Padre, retirándote. Tú permaneces en la Cruz y nada más. No te pones a explicar el Misterio de la Muerte, de la Conclusión de todas las cosas. Haces más que eso, lo atraviesas con todo tu cuerpo y tu espíritu.

Un Misterio Grande que sigue interrogándonos e inquietándonos. Nos desafias, nos invita a abrir los ojos, a descubrir tu amor, también en la muerte. Es más, a partir precisamente de la muerte, es ahí donde nos amaste. En nuestra condición más verdadera, ineludible e inevitable. Es ahí donde comprendemos aunque todavía de modo imperfecto tu presencia viva, auténtica. De esto siempre, tendremos sed, de tu cercanía. De tu ser, de Dios con nosotros.

59:45
Lectora Tercera:

Te pido Señor
que abras mis ojos
que te vea también
en los sufrimientos

en la muerte, en el final
que no es el final verdadero
remueve mi indiferencia
con tu cruz, sacude mi apatía

interrógame siempre
con tu Misterio desconcertante
que supera la muerte y da la vida.


55:21
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Vidit suum dulcem Natum
moriendo desolatum,
dum emisit spiritum.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


XIII Estación

«Jesús, es bajado de la Cruz, y entregado a su Madre»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

01:01:24
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - La Cruz pasa a mano de los Monjes de Tierra Santa.

01:01:27
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Juan 19, 38-40

01:01:30
Lectora Primera:

Después de esto José de Arimatea, que era Discípulo de Jesús, aunque oculto, por miedo a los Judíos. Pidió a Pilato, que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo, llegó también Nicodemos que había ido a verlo de noche. Y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y aloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo volvieron en los Lienzos con los Aromas, según se acostumbra enterrar entre los Judíos.

01:02:11
Lector Segundo:

Te veo Jesús todavía ahí, en la Cruz, un hombre de carne y hueso con sus fragilidades, con sus miedos. Cuanto has sufrido, es una escena insoportable, tal vez justamente porque está impregnada de humanidad. Esta es la palabra clave, la cifra de tu camino, plagado de esfuerzo y sufrimiento. Precisamente esa humanidad que a menudo nos olvidamos de reconocer en ti y de buscar en nosotros mismos y en los demás. Demasiado ocupados en una vida que aprieta el acelerador, ciegos y sordos, ante las dificultades y los dolores de los otros.
Te veo Jesús ahora no estás ya ahí en la Cruz, regresaste al lugar de donde vinistes. Colocado en el seno de la tierra, sobre el seno de tu madre. Ahora el sufrimiento ha pasado, ha desaparecido, esta es la hora de la piedad. En tu cuerpo sin vida, se reverbera la fuerza con la que afrontaste el sufrimiento. El sentido que conseguiste darle, se refleja en los ojos de quien está todavía ahí. Y ha permanecido a tu lado y siempre permanecerá a tu lado en el amor dado y recibido.

Se abre para ti, para nosotros, una nueva vida, la del cielo bajo el signo de lo que resiste y no se quiebra por la muerte, el amor. Tú estás aquí con nosotros, en cada instante, en cada paso, en cada incertidumbre, en cada oscuridad. Mientra la sombra del sepulcro se cierne sobre tu cuerpo, porque yace entre los brazos de tu madre. Yo te veo y tengo miedo, pero no desespero, tengo confianza que la luz, tu luz volverá a brillar.

01:04:47
Lectora Tercera:

Te pido Señor
que tengamos siempre viva
la esperanza y la fe
en tu amor adicional

que sepamos mantener
siempre viva y encendida
la mirada hacia la salvación

eterna y que podamos
encontrar descanso y paz
en nuestro camino.


01:05:12
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Fac me tecum pie flere,
Crucifixo condolere,
donec ego vixero.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


XIV Estación

«Jesús, es puesto en el Sepulcro»





℣.  Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
℟.  Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

01:06:10
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - La Cruz vuelve a mano de Monseñor Ángelo de Donati.

01:06:24
Lectora Primera:

Del Evangelio según San Juan 19, 41-42

01:06:28
Lectora Primera:

José tomó el cuerpo de Jesús, había un Huerto en este sitio donde lo Crucificaron y en el Huerto un Sepulcro Nuevo. Donde nadie había sido enterrado todavía y como los Judíos era el Día de la Preparación y el Sepulcro estaba cerca lo pusieron allí.

01:06:48
Lectora Tercera:

No te veo ya Jesús, ahora está oscuro, caen sombras alargadas desde las colinas. Y las lámparas del Sabat inundan Jerusalén, fuera de las casas y en las habitaciones. Golpean las puertas del cielo, cerrado e impenetrable. ¿Para quien?, es tanta soledad ¿quién puede dormir en una noche así? Resuenan en la ciudad, el llanto de los niños, los cantos de las madres, las rondas de los soldados. Muere el día y sólo tú ya has dormido, ¿duermes?, ¿cuál es tu lecho? ¿Qué manta te oculta del mundo? De lejos José de Arimatea ha seguido tus pasos, y ahora sin hacer rumor te acompaña en el sueño

Te quita de las miradas de los indignados y los malvados. Una sábana envuelve tu frío, seca la sangre, el sudor y las lágrimas. De la Cruz desciende con ligereza, José te lleva sobre las espaldas, pero eres ligero. No cargas el peso de la muerte, ni del odio, ni del rencor. Duermes, como cuando te envolvieron en la cálida paja y otro José te tenía en brazos. Igual que entonces no había lugar para ti, tampoco ahora tienes dónde reclinar la cabeza. Pero en el calvario, en la dura cerviz del mundo, hay un jardín, donde nadie ha sido sepultado aún

¿Adonde te has ido Jesús? ¿Adonde has descendido si no es a lo más profundo?, ¿adonde? Si no es ese lugar todavía intacto, a la cámara más angosta. Estás atrapado en nuestros mismos lazos, en nuestra misma tristeza, estás encerrado. Has caminado como nosotros sobre la tierra y ahora bajo tierra como nosotros, encuentras espacio. Quería correr lejos, pero tú, estás dentro de mí, no debo salir a buscarte, porque tú llamas a mi puerta.

01:09:49
Lectora Tercera:

Te Rezo a ti Señor
que no te has manifestado
en la gloria, sino en el silencio
de una noche oscura

tú que no miras la superficie
sino que ves en los secretos
y entras en lo más profundo

desde lo hondo escuchar nuestra voz
que podamos los que estamos cansados
descansar en ti, reconocer en ti

nuestro origen de beber
en el amor de tu rostro dormido
nuestra belleza perdida.


01:10:30
Lectora Primera

Pater noster, qui es in cælis;
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.

Quando corpus morietur,
fac ut animæ donetur
Paradisi gloria.
Amen.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


01:11:41
El Santo Padre:

Señor Jesús nuestra mirada se dirige a ti llena de vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza. Delante de tu amor supremo nos invade la vergüenza por haberte dejado solos sufriendo por nuestros pecados. La vergüenza de haber escapado delante de la prueba, aun habiendote dichos miles de veces, aunque si todos te dejan yo no te dejaré nunca. La vergüenza de haber elegido a Barrabás y no a Ti, el poder y no a Ti, la apariencia y no a Ti, el Dios dinero y no a ti. La mundanidad y no a la eternidad, la vergüenza por haberte tentado con la boca y con el corazón, cada vez que nos hemos encontrado delante de una prueba diciéndote: «si Tú eres el Mesías, sálvate y nosotros creeremos».

La vergüenza porque muchas personas, incluso algunos de tus Ministros, se han dejado engañar por la ambición y por la vanagloria, perdiendo su dignidad y su primer amor. La vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo, fracturado por las divisiones y por las guerras. Un mundo devorado por el egoísmo donde los jóvenes, los pequeños, los enfermos, los ancianos, son marginados. Jesús, la vergüenza de haber perdido la vergüenza.

Señor Jesús, danos siempre la gracia de la santa vergüenza. La esperanza para que tu mensaje siga inspirando también hoy a muchas personas y pueblos. A quien sólo el bien puede derrotar el mal y hacer el bien. Solo el perdón puede quitar el amor y la venganza, sólo el amor, el abrazo fraterno puede hacer perder la hostilidad y el miedo al otro. La esperanza para que tu sacrificio continúe todavía hoy emanando el perfume del amor divino, que acaricia los corazones de muchos jóvenes que siguen consagrando sus vidas.

Convirtiéndose en ejemplo vivos de caridad y de gratuidad, en este mundo nuestro devorado por la lógica del provecho y de las ganancias fáciles. La esperanza para que tantos Misioneros y Misioneras continúen todavía hoy desafiando la atormentada conciencia de la humanidad. Arriesgando la vida para servirte a Ti, en los pobres, en los descartados, en los inmigrantes, en los invisibles, en los explotados, en los hambrientos, y en los encarcelados. La esperanza para que tu Iglesia Santa y hecha de pecadores continúe también hoy no obstante todos los intentos de desacreditarla a ser una luz que ilumina, anima, alivia y testimonia tu amor ilimitado por la humanidad.

Un modelo de altruismo, un arca de salvación y una fuente de certeza y de verdad. La esperanza, para que de tu Cruz fruto de la avidez y cobardía de muchos doctores de la ley e hipócritas ha surgido la Resurrección. Transformando las tinieblas de la tumba en el fulgor del alba del Domingo sin ocaso. Enseñándonos que tu amor es nuestra esperanza. Señor Jesús danos siempre la gracia de la Santa Esperanza. Ayúdanos hijo del hombre a despojarnos de la arrogancia, del ladrón puesto a tu izquierda y de los miopes y corruptos.

Que han visto en Ti una oportunidad para aprovecharse. Un condenado a quien criticar, un perdedor de quien burlarse, otra ocasión para echar la culpa a los demás, incluso a Dios de las propias culpas. En cambio te pedimos hijo de Dios, de identificarnos con el buen ladrón, que te ha mirado con ojos llenos de vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza. Que con los ojos de la Fe, ha visto en tu aparente derrota, a la divina victoria. Y así se ha arrodillado delante de tu misericordia y con honestidad ha robado el paraíso. Amén.

01:17:54
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Después de la Meditación, de la Oración de las 14 Estaciones. Pues el Papa Francisco ha pronunciado esta Plegaria, esta Oración en nombre de todos.

01:18:12
El Santo Padre:

℣.  El Señor esté con Todos Vosotros.
℟.  Y con tu espíritu.

℣.  Bendito sea el nombre del Señor
℟.  Ahora y por siempre.

℣.  Nuestra Ayuda está en el Nombre del Señor.
℟.  Que hizo el cielo y la tierra.

℣.  Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.

℟.  Amen.

℣.  Podéis ir en Paz.
℟.  Demos gracias al Señor.

01:18:38
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Con esta Bendición del Papa Francisco finaliza este Viacrucis realizado aquí en el Coliseo y transmitido al Mundo Entero. Mientras nuestros ojos han contemplados en un momento la Cruz que se alzaba en el Gólgota. Nuestra mirada de Fe se proyecta como decía el Papa ya hacia el Alba de la Resurrección. Con esta certeza continuamos nuestro camino, para entrar mañana en el momento más esperado del Año Litúrgico. Cuando la Noche Santa en la Vigilia Pascual, echen a vuelo las Campanas y el aleluya vuelva a oírse porque Jesús ha Resucitado.

01:19:21
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Mañana a las 20:30 estaremos aquí, para vivir junto al Papa Francisco la Vigilia Pascual.

01:20:05
Comentarista: Dª Betty Marchetti: - Pues nos quedamos con estas imágenes de los fieles, congregados aquí en el Coliseo con el Papa Francisco. Donde se ha vivido el Gran Vía Crucis del Viernes Santo, buenas noches y mañana sobre las 20:30 estaremos con vosotros en la Basílica de San Pedro.



Autores de las Meditaciones

Meditacion y Rezos
Redactado por


1. Valerio De Felice
2. Maria Tagliaferri y Margarita de Marco
3. Caterina Benincasa
4. Agnese Brunetti
5. Chiara Mancini
6. Cecilia Nardini
7. Francisco Porceddu
8. Sofia Russo
9. Chiara Bartolucci
10. Greta Giglio
11. Greta Sandri
12. Dante Monda
13. Flavia de Angelis
14. Marta Croppo

Coordenado por el Profesor

Andrea Monda


Los muchachos estarán asesorados y coordinados por el profesor y ensayista Andrea Monda y son estudiantes de un colegio de secundaria de la capital italiana, explicó en un comunicado el portavoz de la Santa Sede, Greg Burke.

Tienen por encargo redactar las meditaciones que serán leídas frente al Coliseo romano en la noche de Viernes Santo, que este año será el 30 de marzo.(PROCEDENCIA)